Creer

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Estos días reflexionamos sobre la importancia de mantener nuestra fe y esperanza. Las circunstancias que nos rodean nos nublan la visión y así no podemos adelantar los pasos necesarios que requieren los tiempos y mucho menos llegar a puerto seguro. 

Ya sabemos lo peligroso que es manejar cualquier vehículo en circunstancias en las que no tenemos visibilidad. Solo hay que ver lo que sucedió con el baloncelista Kobe Bryant y un grupo de personas. Perdieron la vida porque las circunstancias de vuelo requerían otro nivel de conocimiento con instrumentos que ayudaran a mantener la altura de vuelo y la ruta con precisión. Sabemos que el piloto de helicóptero era instructor de vuelo. Así que era alguien que tenía muchísima experiencia y conocimiento. Sin embargo, siempre dependía de tener visibilidad. Manejar la vida solo fundamentados en lo que vemos, en lo que nos dicen o percibimos es efectivo mientras no haya nubes o crisis. Además, hay que reconocer que nuestras decisiones afectan a otros que van de pasajeros en este viaje al que llamamos vida.  

Las dificultades que ocurrían en los tiempos de Habacuc eran tan complicadas que el profeta decidió comunicarse con Dios en oración y en medio de la crisis le presenté lo que veía, lo que percibía, en su humana fragilidad. 

“¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?”.

Habacuc 1:2

El profeta continúa su comunicación a Dios orando y como todo siervo/a de Dios supo esperar la respuesta de Dios.

“Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja”.

Habacuc 2:1

¡Wow!, que muchas cosas podríamos hablar de estos textos, pero me impacta grandemente la postura de Habacuc. La respuesta de Dios es aun más impactante. No necesariamente va por la línea de las preguntas. Pero a la vez disipa todas las dudas. 

“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” 

Habacuc 2:4

Esta respuesta y el proceso de Habacuc en medio de las nubes, las crisis lo llevan a hacer una afirmación final que en estos días nos puede ayudar a afirmarnos. 

Aunque la higuera no florezca, 

Ni en las vides haya frutos, 

Aunque falte el producto del olivo, 

Y los labrados no den mantenimiento, 

Y las ovejas sean quitadas de la majada, 

Y no haya vacas en los corrales; 

Con todo, yo me alegraré en Jehová, 

Y me gozaré en el Dios de mi salvación. 

Jehová el Señor es mi fortaleza, 

El cual hace mis pies como de ciervas, 

Y en mis alturas me hace andar.

Habacuc 3:17–19 (RVR60) 

Amados hermanos/as, la palabra nos llama a la fe y a la esperanza. La palabra nos guía y nos orienta. Es el GPS que nos ayuda a mantener la altura que requieren los tiempos. Es tiempo de confiar.

Hay una canción que me encanta de Marcos Yaroide. Esta tiene una estrofa que dice: “Mi trabajo es creer. El trabajo de Dios es hacerlo. Mi trabajo es mantener la calma en lo duro de las circunstancias. El trabajo de Dios es abrir las puertas y romper murallas”.

¡Nuestro trabajo es creer!