Gozo

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Todos tenemos unos textos bíblicos preferidos. En ciertos momentos han saltado de la Biblia a nuestra vista y, nos hablaron, nos ministraron. Sirvieron de ancla en la tormenta y de guía en la oscura noche. Los estudiamos e hicimos parte de nuestra vida cotidiana. Uno de esos textos para mí lo es el Salmo 40. Específicamente el verso 17 (RVR60):  

 Aunque afligido yo y necesitado,  

Jehová pensará en mí.  

Mi ayuda y mi libertador eres tú;  

Dios mío, no te tardes.

Sobre este texto he buscado comentarios bíblicos de todo tipo y revistas teológicas. He escuchado predicaciones y estudios bíblicos que me ayuden a entenderlo.  Un día en la iglesia, mientras hablaba de este verso, una hermana me dijo: “Pastor, eso que usted dice está tremendo, pero ¿sabe usted lo que dice antes?”. 

Había estado tan enfocado en mi verso favorito que por años dejé de ver el verso que estaba precisamente antes. Le había pasado por encima. Mientras citaba constantemente el Salmo 40:17, no sabía, no veía el verso 16.

Aquella sabia hermana me hizo ampliar la visión. Dejar una visión de túnel, de pozo, y encontrar el sentido más amplio del texto bíblico. Encontrar en la Palabra respuestas a preguntas que no me había planteado aún. Una de esas respuestas es que podemos sentir gozo aun en la adversidad.

Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,  

Y digan siempre los que aman tu salvación:  

Jehová sea enaltecido.

Salmo 40.16 (RVR60)  

 ¡Qué cosa más tremenda! Los pozos de la desesperación tienen límite de tiempo y no le pueden quitar el gozo a los que buscan y claman a Dios. Aunque en el proceso haya aflicción y necesidad. Caramba, que mucho tiempo ignoré que tenía gozo. ¡El Salmo lo decía clarito!

 Después de aquel encuentro en la iglesia con aquella hermana y la reflexión que aquí les comparto, decidí que era tiempo de reconocer que el GOZO de Dios estaba presente en mi vida y en las de todos los que le buscan.

 Por eso canto, “yo tengo gozo en mi alma, gozo en mi alma y en mi ser. Es como ríos de agua viva, ríos de agua viva, ríos de agua viva en mi alma y en mi ser”. 

 ¡Bendito sea el nombre del Señor Jesucristo! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Pastor Miguel Lopezfe, gozo