Sabiduría

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La palabra sabiduría aparece en el Antiguo Testamento unas 318 veces. Unas 183 de éstas se encuentran en los libros de Proverbios, Job y Eclesiastés. Por eso es que a estos libros se les considera como Literatura de Sabiduría.

La palabra “sabiduría” en hebreo es hkm. Es interesante que en el Antiguo Testamento se utiliza para describir destrezas que van desde la interpretación de sueños, destrezas artesanales, carpintería, navegación, habilidades naturales de pequeños animales hasta el conocimiento que los seres humanos adquieren o simplemente poseen. Sin duda la sabiduría es una capacidad que se expresa en la vida de forma práctica. Para solucionar situaciones que finalmente resulten en beneficio de todos. De manera que es conocimiento puesto en acción.

A veces, este conocimiento, destreza o capacidad en práctica, no es suficiente para resolver las situaciones. Entonces hay que acudir al principio de la sabiduría, que es el temor a Jehová.  El siguiente texto así lo expresa.

Salmo 107.23–30 (RVR60)

Los que descienden al mar en naves, 

Y hacen negocio en las muchas aguas, 

Ellos han visto las obras de Jehová, 

Y sus maravillas en las profundidades. 

 Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso, 

Que encrespa sus ondas. 

 Suben a los cielos, descienden a los abismos; 

Sus almas se derriten con el mal. 

 Tiemblan y titubean como ebrios, 

Y toda su ciencia es inútil.

Entonces claman a Jehová en su angustia, 

Y los libra de sus aflicciones. 

Cambia la tempestad en sosiego, 

Y se apaciguan sus ondas. 

Luego se alegran, porque se apaciguaron; 

Y así los guía al puerto que deseaban. 

Cuando leemos en este texto “y toda su ciencia es inútil”, se refiere a que cuando la sabiduría del hombre y la mujer no son suficientes, lo mejor es clamar a Dios. Quien es capaz de librarlos de su angustia. Todo el Salmo presenta a Dios como el origen de la sabiduría. Por lo tanto, entender el amor de Dios es esencial pues siempre responde con misericordia y justicia. El hombre y mujer sabios son muy capaces para resolver situaciones difíciles. Pues no confían únicamente en sus capacidades, sino que saben acudir a Dios cuando sus capacidades no bastan.  

Otro texto que ilustra este aspecto práctico de la sabiduría que afirma que el temor a Dios es su principio está en Proverbios.

Proverbios 1.2–7 (RVR60) 

Para entender sabiduría y doctrina, 

Para conocer razones prudentes, 

Para recibir el consejo de prudencia, 

Justicia, juicio y equidad; 

Para dar sagacidad a los simples, 

Y a los jóvenes inteligencia y cordura. 

Oirá el sabio, y aumentará el saber, 

Y el entendido adquirirá consejo, 

 Para entender proverbio y declaración, 

Palabras de sabios, y sus dichos profundos. 

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; 

Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 

La palabra clave aquí es “para”.  Estos versos nos ayudan a entender para qué es útil la sabiduría.  Así que nuevamente es un asunto práctico que se origina en el temor de Jehová porque Dios conoce todo.

Ya que sabemos que la sabiduría es práctica veamos un ejemplo.  Algo que el sabio sabe hacer es lo siguiente:

Proverbios 17.27–28 (NVI) 

El que es entendido refrena sus palabras; 

el que es prudente controla sus impulsos. 

Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; 

se le considera prudente si cierra la boca. 

Ya sabemos el daño que hacen las palabras que incitan a la violencia, las palabras que denigran al ser humano, su dignidad y en especial cuando vienen de personas en posiciones de poder.  En esto no hay sabiduría y hasta excede los límites de la necedad. En esencia, el necio es incrédulo, aunque diga lo contrario. Vea el Salmo 53.  

Salmo 53.1–3 (NVI) 

Dice el necio en su corazón: 

«No hay Dios.» 

Están corrompidos, sus obras son detestables; 

¡no hay uno solo que haga lo bueno! 

Desde el cielo Dios contempla a los mortales, 

para ver si hay alguien 

que sea sensato y busque a Dios. 

Pero todos se han descarriado, 

a una se han corrompido. 

No hay nadie que haga lo bueno; 

¡no hay uno solo! 

En estos tiempos difíciles se hace necesaria la sabiduría que viene de lo alto para actuar como es debido. Para hacer lo que beneficia a todos. Para hablar cuando es necesario hablar. Porque hacer silencio no es la opción, en tiempos que es necesaria la palabra que corrige, anima, instruye, aconseja, exhorta, denuncia. Sin embargo, a veces lo mejor es hacer silencio.  Lo importante es que cada uno aporte con sabiduría desde sus destrezas y capacidades a la paz, a la justicia, y la esperanza. Esto es necesario desde el ambiente familiar, eclesial, laboral, escolar, virtual tecnológico, hasta el ambiente político gubernamental.

Danos Señor sabiduría. Señor, danos sabiduría.